Este magnífico
retablo, situado en el altar mayor, es la joya de la Iglesia de San Juan Bautista.
En él se reúnen sabiamente las influencias flamencas e italianas,
siendo uno de los retablos más sobresalientes del renacimiento en Castilla.
Se sabe que en 1553 trabajaban en él dos pintores, Baltasar Grande
y Diego de Rosales, a juicio del Marqués de Lozoya, posibles de discípulos
del pintor flamenco lombardo Ambrosio Benson. La influencia flamenca de este
autor es clara en alguna de sus veintiuna tablas de que consta el retablo,
pudiéndose considerar incluso obra del taller de dicho maestro. Al
trasladarse el retablo a su nuevo emplazamiento, tras la ampliación
de 1731, el orden originario de las tablas fue posiblemente trastocado, siendo
la distribución actual la siguiente: En el cuerpo bajo o predela, aparecen
representados los cuatro Evangelistas con sus respectivos símbolos
alados, separados en el centro por el hueco del sagrario. Destaca por su realismo
la figura de San Lucas.
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